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domingo, 23 de octubre de 2011

Adiós, adiós


Aunque la canción que he elegido tiene un ritmo fresco y desenfadado, la noticia que se esconde tras ella en esta ocasión viene marcada por la tristeza. Mi "adiós, adiós" de hoy va dedicado al piloto de motociclismo Marco Simoncelli, que ha fallecido esta mañana tras un grave accidente mientras disputaba una prueba del mundial en el circuito de Sepang (Malasia).

El italiano de 24 años cayó al suelo en la segunda vuelta de la carrera y fue arrollado por las motos de Valentino Rossi y Colin Edwards. Su cuerpo quedó inmóvil, tendido sobre el asfalto. El fortísimo impacto le había arrancado el casco, por lo que parecía que el impacto (recibido en cabeza, cuello y pecho) había sido muy grave.

                                                     

 A pesar de la rápida intervención de los médicos (que intentaron reanimarle durante 45 minutos), Simoncelli murió en la clínica del circuito.
La noticia me ha dejado helada. Sepang le dio todo y le quitó todo. Le proclamó campeón del mundo de 250cc en 2008 y tres años más tarde acaba con su vida. El sucesor de Valentino Rossi moría ante los ojos de "Il Dottore". La muerte nunca nos resulta agradable, pero no quiero ni imaginarme los horribles momentos que debió de vivir el padre de Simoncelli mientras esperaba el fatal desenlace en el circuito.


Y, desgraciadamente, no ha sido el único. Desde el primer mundial, celebrado en 1949, la muerte se ha llevado 46 vidas. El único español fallecido en competición fue Ramón Torras (Comarruga, 1965),b y los más recientes han sido Daijirō Katō (Suzuka, 2003), Keisuke Sato (Suzuka 2005), Shoya Tomizawa (Misano, 2010)  y ahora Marco Simoncell (Sepang, 2011) .

La muerte de Simoncelli ha teñido de negro este domingo en el que, cuando uno piensa lo delgada que es la línea entre la vida y la muerte, nada más tiene importancia. Aunque no es un consuelo, ni mucho menos, debemos pensar que Marco ha muerto sin sufrir una larga agonía (como la que sufrió Katō) y además acabó su vida haciendo lo que más le gustaba.
Hasta siempre, Marco. D.E.P.



jueves, 20 de octubre de 2011

Noches de boda


Hoy la canción no podía ser otra. Y no porque vaya a hablar de bodas o lunas de miel, sino porque hay dos frases que me parecen muy apropiadas para los acontecimientos que estamos viviendo. 

Parece que por fin se cumplen los deseos del Maestro. Joaquín canta eso de "que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena". Y de eso se deben de haber dado cuenta los integrantes de la banda terrorista ETA, ya que hoy han anunciado el cese definitivo de su actividad armada. 

Ya era hora. Creo que es lo que hemos pensado muchos al escuchar la noticia. "No es suficiente" es lo que han pensado otros. Y razón no les falta. No han entregado las armas, no han pedido perdón a sus víctimas ni a los familiares, no se han arrepentido. Pero hay que ver el vaso medio lleno. Al menos ya no habrá más muertes. 

Dice un refrán que "no se puede pedir peras a un olmo". Y eso lo aplico yo en este caso. Es cierto que     se han echado de menos palabras de arrepentimiento en su comunicado. Pero recordemos que estamos hablando de terroristas, de criminales. De gente con mucha sangre fría y muy pocos escrúpulos. 





Desde que se fundara en 1958,  ETA (cuyas siglas significan "Euskadi Ta Askatasuna" o, en español, "País Vasco y Libertad") ha secuestrado, asesinado y extorsionado para conseguir la independencia de País Vasco. Pero, ¿cómo tienen la poca vergüenza de pedir la libertad quitándosela ellos a muchos inocentes?  

No han sido pocas las víctimas. Aunque me dejaré muchísimas en el tintero, recuerdo especialmente (unas por haberlas vivido y otras por haberlas leído) los atentados contra Luis Carrero Blanco (1973),  Irene Villa (1991), José María Aznar (1995, salió ileso), Francisco Tomás y Valiente (1996),  los 21 muertos y 45 heridos del atentado de "Hipercor" (1987), numerosos policías, miembros del ejército y la Guardia Civil, periodistas, y muchos otros inocentes que han perdido la vida, o han sido secuestrados o extorsionados para conseguir esos supuestos derechos que exigían los que les han privado de su dinero, su libertad y, en muchos casos, de su vida. 

Uno de los casos que más me impactaron (quizá porque era muy pequeña) podríamos describirlo como "un caso doble". Empezó con el secuestro del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. El secuestro más largo de la historia de la banda terrorista (532 días). Recuerdo las imágenes del funcionario llegando a su casa, aturdido, desorientado y con un aspecto lamentable. Y no era para menos. Había pasado casi un año y medio en un zulo en Mondragón. Un espacio de 3 metros de largo por 2,5 de ancho, húmedo y oscuro, en el que no tenía ventanas, ni agua corriente ni inodoro, y donde se alimentaba a base de frutas y verduras. La imagen me impactó muchísimo.



El rescate de Ortega Lara tuvo lugar el 1 de julio de 1997. Sólo 9 días después, el 10 de julio, ETA secuestra a al concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco. 



Yo tenía 13 años y, como era el mes de julio, tenía vacaciones. Recuerdo que en la tele decían que ETA había secuestrado a un concejal, y que le matarían si el gobierno no trasladaba a los etarras a las cárceles vascas. Por aquel entonces no entendía muy bien lo que estaba pasando, pero sabía que era importante porque la tele no dejaba de hablar de ello. Decían que el gobierno no podía ceder al chantaje, y también que la gente había salido a las calles para pedir la liberación del edil. 

Al día siguiente me fui a la piscina de mi pueblo con una amiga. No sabía por qué, pero durante toda la mañana tuve una sensación extraña, como un nudo en el estómago y un extraño dolor de garganta. No entendía por qué habían secuestrado a un chico que no tenía la culpa de nada. Yo no era consciente, pero estaba sufriendo por él. No podía sacar ese pensamiento de mi cabeza. 

Al recordar esa situación es cuando me vienen a la cabeza las palabras de la canción del día: que los que esperan no cuenten las horas". Si yo lo estaba pasando así de mal y a mí la situación no me afectaba personalmente, ¿cómo estarían los familiares y amigos de Miguel Ángel? No quiero ni imaginarlo.

Pero sigo con el relato de mi experiencia. Me fui a casa a comer. Mis padres tenían la tele encendida y en ella sólo se hablaba de Miguel Ángel. Todos estábamos pendientes del reloj. Cuando en las noticias dijeron que se había acabado el tiempo, un escalofrío me recorrió de arriba a abajo. Fue una sensación horrible.  Pocos minutos después anunciaron que le habían disparado y se lo llevaban aún con vida al hospital. Pero desgraciadamente, Miguel Ángel murió esa misma madrugada. 

En ese momento es en el que hubiese deseado que se cumpliesen las palabras de Sabina y "que los que matan se mueran de miedo". Pero no después de cometer sus crímenes, sino antes. Así se hubieses evitado muchas muertes de inocentes.

La de Miguel Ángel Blanco conmocionó a toda España. Aún recuerdo las calles y plazas de todas las ciudades abarrotadas, con gente con velas, con las palmas de las manos pintadas de blanco y gritando: "ETA, dispara, aquí tienes mi nuca". 


Todavía hoy se me ponen los pelos de punta al recordarlo.



Esperemos que todo ese sufrimiento no haya sido en vano y que siempre recordemos a las víctimas del terrorismo con el cariño y el respeto que se merecen. Porque, de forma pacífica, dieron lo mejor de su vida por la libertad y la paz de toda España, y no sólo la de unos pocos.

viernes, 7 de octubre de 2011

Más de 100 mentiras




Anoche tuve la suerte de poder asistir al estreno de "Más de 100 mentiras", el musical inspirado en la obra de Joaquín Sabina. A las 20:30 pasaba por debajo del gran bombín y entraba con Julián, mi novio, en el teatro Rialto de la Gran Vía madrileña.


En el hall estaba situado el photocall por el que fueron pasando los famosos que asistieron al estreno: Ángel Nieto, Ángela Carrasco, Antonio de la Torre, Inma Cuesta, Alicia Rubio, Raúl Arévalo, Adrián Lastra, David de María, Fernando Gil, Inma Cuesta, Fernando Tejero, Ismael Serrano, Joan Manuel Serrat, Juan Echanove, Ana Arias, Carmen Calvo, Juana Acosta, Loreto y Marta Valverde, Rubén y Leiva (Pereza), Mai Meneses, Malena Alterio, Manuel Bandera, Hector Colomé, Marta Hazas y Javier Veiga, Santiago Segura, Paloma San Basilio, Paco Valladares, Miguel Bosé, Pasión Vega, Modesto Lomba, Roberto Álamo, Pilar Castro, Sandra Cervera, Soledad Mallol, Javier Krahe, Pancho Varona, Antonio García de Diego, Marita Barros, y otras muchas persnalidades que no quisieron perderse el evento. Y por supuesto, no podía faltar el invitado de honor, en cierto sentido el homenajeado, el maestro Sabina.  



Al verle entrar se me aceleró el corazón hasta límites insospechados. Tenía la esperanza de que asistiese al estreno, pero no quería hacerme muchas ilusiones por si no iba. No me falló. Allí estaba él, a escasos metros de donde me encontraba. Tras posar unos instantes para los medios dejó el photocall. En ese instante la gente empezó a abalanzarse sobre él para conseguir una foto, unas palabras, un autógrafo... Así que, agobiado por la multitud, tuvo que salir a la calle por una de las puertas laterales, en la que el personal de seguridad no daba tregua a los fans ansiosos (entre los que me encontraba). Pero dicen que "el que la sigue, la consigue", así que esperé pegada a la puerta hasta que, minutos antes de empezar la función, el Flaco tuvo que volver a entrar para acomodarse en el patio de butacas.

No quería agobiarle, pero tampoco podía permitir que se me escapase la primera oportunidad (y quién sabe si la única) que he tenido en mi vida para poder estar a su lado.


Me hubiese gustado tener una charla con él, pero en un ambiente más tranquilo. Desde luego, pienso seguir intentándolo. Me parece una persona muy culta y con muchas cosas buenas que aportar a los demás. De momento, me quedo con el recuerdo de estar durante unos segundos entre el Genio y Pancho Varona, otro gran músico y mejor tipo.


Aún sin respiración me dirigí hacia el interior del teatro. Julián (mi novio, para quien no lo recuerde) me había dicho que había cogido las entradas de anfiteatro, por lo que estaríamos bastante lejos del escenario. Pero antes de subir hacia nuestros asientos quiso acercarse a la zona del escenario para ver mejor el mismo y a los famosos que habían asistido. Y yo le seguí. Pero la gran sorpresa fue que me había engañado durante meses, puesto que había cogido entradas en la segunda fila del patio de butacas. Y no de las laterales, ni mucho menos. En todo el centro del escenario. ¡Menuda sorpresa! En ningún momento se me había pasado por la cabeza que lo de las entradas de anfiteatro fuese mentira. Así que ahí estábamos nosotros, en medio de la flor y nata del famoseo nacional.

A los pocos minutos empezó el espectáculo. Intentaré explicarlo sin destriparlo demasiado. Para empezar, lo mejor sería conocer a los protagonistas. Aunque lo mejor será dejar que ellos se presenten. Uno de los protagonistas masculinos es Juan Pablo di Pace.

                                             



Le acompaña Álex Barahona para completar la pareja de guapos.

                                            

Y para completar el trío de ases, Guadalupe Lancho.

                                            
Una vez presentados los protagonistas podemos pasar a resumir la historia: El Tuli (Álex Barahona) sale de la cárcel tras 3 años de reclusión con la única idea de vengarse de Villegas, el culpable de su captura y de la muerte de su amigo Samuel. Para lograrlo pide ayuda a Magdalena (hermana de Samuel) y Juan (su antiguo cómplice). Pero Juan no quiere saber nada de eso porque Villegas, su tío, le ha montado un bar (el Darling's) donde se reúnen las prostitutas del barrio (entre las que se encuentra su novia, Magdalena, la hermana de Samuel).

                                                    

Mientras el Tuli y Magdalena tienen claras sus ganas de venganza, Juan se debate entre estar en paz con su tío o vengar la muerte de uno de sus dos mejores amigos. ¿Qué pasará al final? No seré yo quien os lo cuente...



¡Bueno, sí! Al final (aunque creo que sólo el día del estreno) Sabina se sube al escenario a dedicar unas palabras al público y a los actores.                                  
                                                                                                                                                   

Aunque, como bien dice el maestro, él no canta, no faltan algunas de las mejores canciones de su repertorio. Eso sí, un poco cambiadas.

                                          


Aunque el musical ha recibido bastantes críticas negativas por parte de gente que (en mi opinión) no entiende que para hacer un espectáculo así hay que versionar y adaptar las canciones, a mí me encantó. Me parece que los arreglos le dan al espectáculo el punto que necesita para hacer la historia más creíble. Algunas canciones de Sabina son demasiado lentas, o demasiado melancólicas y, aunque me encantan en su versión original, no encajarían en un musical. Me parece que la labor de los músicos, supervisados por Pancho Varona, es magnífica. Y es que no se me ocurre nadie mejor que Pancho para lograr retener esa esencia sabinera en cada una de las notas musicales que suenan en el espectáculo. Las versiones son distintas, sí. Pero aunque cambie un poco la forma, el fondo es 100% Sabina.



El caso es que me importan poco las críticas. Mi consejo es que todos aquellos a quienes les guste Sabina y les gusten los musicales no duden en acercarse al teatro Rialto. Para mí la mezcla no podría haber resultado mejor. Y creo que muchos de los espectadores del estreno están de acuerdo conmigo...

Después de una magnifica velada de buena música, celebrities y sorpresas, salí por la misma puerta por la que había entrado. Eso sí, mi cara ya no era de incertidumbre, sino de alegría.


Tanto me gustó el musical que me he ofrecido voluntaria para asistir de nuevo con quien quiera ir a verlo y no encuentre acompañante. Ojalá sean muchos. De momento, hasta que vuelva a sentarme en una de las butacas del teatro Rialto, me despido con el trailer de "Más de 100 mentiras". Espero que os guste tanto como a mí.