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domingo, 12 de febrero de 2012

Tan joven y tan viejo




Hoy es un gran día.  Hoy estamos de celebración. Porque el 12 de febrero de 1949 nacía en Úbeda Joaquín Sabina. Así que hoy no podía ser otro el tema.

Para los seguidores de Sabina poco puedo contar que no sepan o no puedan encontrar en "San Google". Para quienes no le siguen, leer un post dedicado a su "obra y milagros" sería poco o nada interesante.  Así que lo que voy a contar es mi experiencia como "sabinera".

Nací en 1984, y desde entonces he escuchado a Sabina. Mi padre tenía algunos discos suyos que oíamos en casa y en el coche. Me aprendí la letra de las canciones, pero cantaba sin saber qué decían. Con 6 ó 7 años no tenía ni idea, por ejemplo, de quienes eran  esa "pobre Cristina"  o el "Dioni", ni de qué era el muro de Berlín. Pero cantaba las canciones como si me fuese la vida en ello.



Fueron pasando los años y me fui aficionando cada vez más a los discos de Sabina. Ya no los escuchaba porque los ponía mi padre, sino que era yo la que se los pedía. Teníamos cada vez más discos y, en cuanto los oía un par de veces, ya me sabía todas las canciones. Recuerdo que, cuando estudiaba para mis exámenes del colegio y el instituto mi madre me decía: "si te supieses las lecciones como las canciones de Sabina...". Y eso que siempre fui niña de sobresalientes.

Seguí recopilando obras del maestro y emocionándome cada vez más con sus canciones. Con unas porque me sentía identificada. Con otras porque me parecían, sencillamente, obras maestras.



Ya en la universidad tuve la oportunidad de ir a mi primer concierto del Flaco. Fue el sábado 10 de junio de 2006. Yo estudiaba en Murcia y Joaquín daba un concierto en Lorca. Además un amigo me regaló la entrada. ¿Qué más podía pedir?

Así que allí estábamos los dos y la novia de mi amigo, esperando a que abrieran las puertas de la plaza de toros para coger un buen sitio. Y lo hicimos. Estuvimos en primera fila, justo enfrente del centro del escenario. Esa noche canté al piano del amanecer todo su repertorio. Y también grité, salté, lloré... salimos del concierto sin voz y con los ojos rojos de llorar de emoción. Nuestro ídolo estaba ahí, a pocos metros, casi tocándonos. Al salir por la puerta dijimos a coro: "ya nos podemos morir tranquilos".

Como en aquella época estudiaba Periodismo, escribí una crónica del concierto en el que entonces era mi blog. Lástima que no llevábamos cámara y unas chicas que nos hicieron unas fotos nunca llegaron a enviármelas.







Allí pude escuchar por primera vez en directo y en solitario a Olga Román, que en aquel momento era una de las voces más bonitas y más desconocidas de nuestro país. 




Ese concierto me dio más ganas para seguir a Sabina. Tenía todos los discos que había sacado hasta el momento y algunos de sus libros, pero seguía con ganas de más. Aunque tendría que esperar bastante. 



Por fin llegó el día. Fue el 15 de diciembre de 2009. Joaquín daba un concierto en el Palacio de los deportes de Madrid y yo tenía las entradas desde hacía tiempo. Pero ese concierto fue para mí mucho peor que el anterior. Para empezar, estábamos lejos del escenario y en la zona de butacas. Y además tenía un gripazo enorme y estaba totalmente afónica, así que no pude cantar como a mí me gusta. Aún así, también disfruté del espectáculo. Pero ese malestar que tenía me sirvió para tener más ganas de repetir en otro concierto.


 En este concierto ya no estaba Olga Román. La artista ya había volado en solitario, cediendo su lugar a Mara Barros, una voz prometedora, tremenda.



Poco después de aquel concierto me enteré de que Sabina repetiría en Madrid en junio, concretamente el 22 de junio. Pero esta vez sería en la plaza de toros de "Las Ventas". 

Y allí estaba yo, fiel a la cita con mi ídolo. Mucho más cerca del escenario que la vez anterior, casi en primera fila. 

Cuando salió Joaquín al escenario mi corazón empezó a latir a velocidades de vértigo. Tenía que desquitarme del concierto anterior, así que desde la primera nota empecé a saltar y cantar a voz en grito. Tanto tiré de mi cuerpo en esos primeros minutos de concierto que me empecé a marear y tuve que sentarme un rato. Pero después volví con la misma fuerza que al principio y ya seguí el resto del concierto al mismo ritmo.


No sé qué tiene este hombre, pero tiene la capacidad de reunir al público más variado y hacer que todos coreen sus canciones con la misma emoción, sin importar la edad o la posición social. A mí, personalmente, me engancha cada vez más.


Esa admiración por el Genio de Úbeda la ha heredado también mi hermana, que sigue mis pasos. Con ella y con mi novio fui al concierto que dio en el festival "Músicos en la naturaleza", que tuvo lugar el  2 de julio de 2011 en Hoyos del Espino (Ávila). Mi hermana y yo enloquecimos durante todo el concierto. Mi novio, mucho más calmado, nos miraba sorprendido.


Desde entonces no he vuelto a ningún concierto suyo, pero eso no quiere decir que me haya desvinculado del mundo sabinero. El pasado 6 de octubre de 2011 asistí al estreno del musical "Más de 100 mentiras", un homenaje a sus canciones. Ese día tuve la suerte de cumplir mi sueño y poder conocer a Joaquín.


El musical me encantó, pero no lo voy a contar otra vez, puesto que ya lo conté en otra entrada de este mismo blog.


Desde ese día estoy buscando la ocasión de volver al teatro Rialto. Y será dentro de una semana. Pero eso os lo contaré cuando suceda.

"Así que de momento nada de adiós, muchachos". Os espero dentro de unos días para contaros mi vuelta al Darling's.

Ya sólo me queda felicitar a Joaquín por su cumpleaños. 63 en la realidad, pero sólo 3 en su mundo, en ese en el que "sólo cumple años los años bisiestos que acaban en 2".  Desde aquí le deseo muchos más éxitos para poder seguir disfrutando de su música como hasta ahora. Porque sigue siendo "tan joven y tan viejo like a rolling stone".

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