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jueves, 15 de septiembre de 2011

Crisis




Aunque últimamente ando bastante ocupada y no tengo mucho tiempo para escribir, no quería que acabase el día de hoy sin haber publicado este post. El motivo principal es la fecha. Podríamos decir que es un aniversario. Pero, por desgracia, uno de esos que no se celebran con júbilo, sino todo lo contrario. Hoy se cumplen 3 años de la caída de Lehman Brothers, es decir, del principio de esta crisis que se resiste a abandonarnos.

Todo empezó, como decía, el lunes 15 de septiembre de 2008. Como en los casos de las personas con enfermedades terminales, el final se veía venir, pero nadie estaba preparado para afrontarlo. Wall Street se despertaba con la noticia de que Lehman Brothers (el cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos) se había declarado en quiebra. ¿La razón? El excesivo endeudamiento y los numerosos riesgos incontrolados que asumió la entidad. Las hipotecas basura o "subprime" (con  un nivel de riesgo de impago superior a la media del resto de créditos) fueron las principales causantes de esta situación.



En 158 años, Lehman Brothers había resistido a una guerra civil, a la crisis bancaria de 1907,  al Crack de 1929, a escándalos, colapsos... Pero no pudo superar la crisis subprime de 2008 siendo, con un pasivo de 613.000 millones de dólares, la mayor quiebra de la historia.

Algunos recordaréis las imágenes de los empleados abandonando la sede de la compañía (en pleno corazón de Wall Street) con sus efectos personales metidos en cajas de cartón.


Pero no serían ellos los únicos afectados. El acontecimiento cambió el rumbo de la economía mundial hasta tal punto que 3 años después aún estamos sumidos en una crisis cuyo fin no parece estar cercano. Y si no, que nos lo cuenten a nosotros, los españolitos de a pie. Tenemos 5 millones de parados y un gobierno que nos marea con idas y venidas de impuestos y ayudas, con despidos y recortes, con reformas de la Constitución, con cambios en las leyes que regulan la contratación y con un sinfín de promesas de mejora de la situación que nunca se acaban de cumplir.

Y lo peor es que, como dice la canción, la crisis no sólo es económica, sino política, de valores... Vamos, que estamos muy lejos de poder decir aquel "España va bien" que tanto le gustaba  al señor Aznar.


 
Uno de los aspectos que más me preocupan es el de la citada crisis de valores. Sobre todo en los más pequeños. Los colegios, en muchos casos, han dejado de tener aulas para dar paso a jaulas de fieras. Toda la vida los niños han sido crueles con los más débiles y se han reído de sus defectos (cosa con la que no estoy de acuerdo, ni mucho menos), pero no existía la violencia y el acoso que conocemos ahora. Y, al fin y al cabo, meterse con los compañeros es atacar a un "igual". Pero ya eso de meterse con los profesores... no tiene nombre. Pasa lo mismo que decía con los pequeños: los profesores siempre han tenido motes y han tenido que aguantar insultos y burlas. Pero de ahí a soportar amenazas y agresiones... eso ya es demasiado.
Sin embargo, no toda la culpa es de los niños. La mayor parte es de los padres. Yo (que no soy tan mayor) recuerdo que los padres nos regañaban (e incluso castigaban, dependiendo de la gravedad del asunto) cuando contábamos que nos habían reprendido en el cole. Ahora muchos padres aplauden la actitud chulesca y a veces amenazante de sus hijos para con los maestros (término que me parece mucho más bonito y humano que el de profesor). Y eso es inadmisible. Porque la gente siempre dice que los maestros cobran mucho, que tienen muchas vacaciones... pero su trabajo, en muchos casos, no está suficientemente recompensado. Cualquiera que tenga hijos sabe lo complicado que es lidiar con ellos en muchas ocasiones. Y eso que en una casa "normal" hay como mucho 2 ó 3 pequeños. Así que imaginemos cómo será aguantar a 20 o más, cada uno con su personalidad, con sus defectos (y sus virtudes, por supuesto, que todos las tienen), con sus manías... y además de aguantar tienen que enseñar, educar (tarea que deberían traer hecha de casa) e incluso a veces cuidar a unos niños que no son sus hijos, pero que ellos tratan casi como si lo fueran. Y en agradecimiento reciben ingratitud, en el mejor de los casos, y amenazas o agresiones, en el peor de ellos. Así que, personalmente, defiendo la postura de que los maestros sean considerados autoridad pública, ya que cumplen una función social muy importante. Ellos se encargan de formar a los médicos, economistas, juristas, políticos, etc. de los que dependeremos en unos años. ¡Qué tarea tan importante y tan poco reconocida!


 
Creo que todas las crisis (sean del tipo que sean) tienen la misma solución: que todos actuemos con sentido común y rememos en el mismo sentido para sacar a flote este barco que parece que se va a pique. Todos tenemos que poner nuestro granito de arena en todos los aspectos de la vida para lograr una sociedad próspera económica y socialmente. Cada uno podemos aportar algo importante para hacer del mundo en que vivimos un logar mejor. Y todos debemos hacerlo para salir adelante de la mejor manera posible. Porque, como dice el Flaco, "nadie va a ayudarte si no te ayudas tú un poco más".