Aunque es el título del disco, ya que la canción se llama "Nacidos para perder", de quien quiero hablar es de ese "hombre del traje gris" que me cautivó desde que se subió el telón en el estreno de 100 mentiras, momento en el que recitó de manera magistral ese "Benditos malditos" que me dejó con la boca abierta.
Nada tiene que ver con el hombre meláncolico y pesimista de la canción. Este chico derrocha energía y optimismo por los cuatro costados. Su nombre es Víctor Massán. Es un actor con bastante experiencia en el mundo del teatro, aunque para mí era casi un desconocido. Antes del musical, sólo le había visto en su papel de Richi en "Amar en tiempos revueltos".
Pero ha sido todo un descubrimiento. Tanto me gustó su fuerza sobre el escenario que quise entrevistarle personalmente. Y lo he conseguido. Hace unos días pude desayunar con él y con Guadalupe Lancho en la Plaza de San Ildefonso, en pleno barrio de Malasaña. Fue una entrevista bastante larga, por lo que separaré las respuestas de cada actor para que cada uno tenga su rinconcito personal.
Tanto Víctor como Guadalupe coincidieron en que estaban un poco cansados de responder a preguntas sobre el musical "Más de 100 mentiras". Así que, aunque alguna tendría que caer de manera prácticamente obligada, intenté centrarme más en conocerles como personas y como profesionales. Así que aquí os dejo la entrevista de Víctor:
Mery: ¿Qué o quién tiene la culpa de que seas actor?
Víctor: A veces es un poco el destino. Yo creo que uno está llamado
a ser una cosa u otra, y si realmente hay escucha, si te escuchas, suceden las
cosas para que llegues a donde tienes que llegar. Si no pones bloqueos, si no
pones dificultades, si no pones obstáculos, llega lo que tiene que llegar. Y en
mi caso, por ejemplo, llega un punto que si te dejas libre y sin obstáculos,
llega lo que se ha pedido que te toque. Y yo creo que fue por ahí.
Luego está lo de la visualización. De mayor te ves haciendo
cosas y dices: “pero si esto lo hacía yo de pequeño”. Por ejemplo en mi caso, que me ponía a
presentar yo solo en mi casa, o a cantar, o a bailar, y chasqueaba los dedos y
se encendían las luces (vamos, eso me imaginaba yo). Pero luego ha ocurrido. Es
decir, de pequeño tienes un poder tan grande de visualizar que luego eso
sucede, y cuando eres mayor no te acuerdas porque vas como trabajando y vas
viviendo un día a día, pero si paras un segundo y miras para atrás dices: “pero
si esto era lo que hacía yo de pequeño y lo que había pedido de pequeño”.
Mery: ¿Si no hubieses sido actor, a que te habrías dedicado?
Víctor: A mi de pequeño siempre me gustaba ayudar y de hecho siempre
había creído que iba a hacer la carrera de psicología. Pero luego de mayor la
he estudiado, quiero decir, la he estudiado por otro método, por la Gestalt.
Pero quizá iría algo por las terapias alternativas, que es en lo que he estado
metiendo y que después lo he utilizado para la interpretación. Hubiese ido más
por ahí, seguro.
Mery: ¿Qué es lo mejor y lo peor de la profesión?
Víctor: La magia. El tópico ese de que puedes ser muchos personajes . De pequeño sueñas con hacer
cosas y cuando las hacer de mayor es como estar jugando. Hacemos lo mismo que
hacen los niños cuando juegan: disfrazarse, maquillarse y ser quien no eres,
hablar como alguien que no eres tú y diciendo cosas que tú no dirías nunca. Y
hacer que el público se lo crea.
También nos acostumbramos a situaciones de inestabilidad laboral y se convierte en una especie de droga. Yo ahora voy a
estar 3 meses sin trabajar (que lo agradezco, porque ha sido mucho tute) y los
voy a utilizar para hacer cursos, para reciclarme… a hacer cosas que, cuando
estás trabajando, o no tienes tiempo o estás tan cansado que no te apetece, porque lo único que quieres es descansar y no hacer nada.
Mery: ¿Cómo te gustaría ser recordado en el futuro?
Víctor: Viendo lo que veo en mi barrio. Cuando mi madre me dice que me ha
visto una vecina, o mis amigos, que se han quedado en el barrio y han visto que
desde pequeño me he apuntado a clases de danza, de canto… Que pensaban que era
un juego y han visto que he seguido adelante, que me he venido desde Barcelona
a Madrid yo solo, con 20 años… He ido haciendo cosas que la gente no entendía,
pero que ahora tienen un sentido. Y ahora ven que estoy feliz, que estoy
contento. Y veo que después de un tiempo hay alguien que me dice que le he
ayudado porque le he dado ejemplo para seguir un camino, confiar, seguir hacia
delante… Y eso , a mí, es lo que más me alimenta. El que puedas ayudar con tu
imagen, con lo que los demás ven en ti. Que puede ser un ejemplo de fuerza, de
ilusión. Hay mucha gente que puede pensar “si Víctor lo ha podido
hacer, yo también”. Gente que me conoce, que me ha visto.
Yo vengo de una
familia obrera, de un barrio… Y lo he ido consiguiendo poquito a poco, sin
ayuda de nadie (tampoco he pretendido que nadie me ayudara). Pero la gente ha visto que
cuando tienes ilusión y cuando tienes un objetivo, las cosas salen, y a lo
mejor eso les da fuerzas para seguir luchando por lo que quieren.
También la gente que espera fuera del teatro para contarte
que ha venido triste y durante la función se ha olvidado de los problemas… Ya
está, ya estamos pagados.
Pero para aguantar en esta profesión tienes que levantarte
todos los días con un objetivo, el que sea: el estar bien, el hacer algo. Pero me refiero más bien a una cosa del alma.
Tienes que tener un objetivo de ver en qué quieres estar hoy y perseguirlo. Y
un día funciona, otro día funciona menos, otro día no funciona nada… pero al final vas cogiendo herramientas para
sostenerte de una manera madura.
Mery: ¿Qué hay que hacer para que te respeten en esta profesión?
Víctor: Respetarte tú. Muchas veces queremos que los demás vean en
nosotros cosas que nosotros mismos no vemos. No puedo convencer a alguien para
que me contrate como galán si yo mismo pienso que soy un horror de tío. Yo creo que el respeto está en ti mismo,
siempre. Es la única manera de que las
cosas perduren, que se hagan maduras y que se hagan fuertes.
Mery: ¿En qué consiste el trabajo de actor cuando uno se baja del
escenario?
Víctor: Consiste en algo que muchas veces es difícil para nosotros
los actores, que es mantener la disciplina. Estar ahí currando día tras día. Yo, aunque acabe reventado, voy todos los días
al gimnasio y hago mi media hora de meditación. Necesito tener esa disciplina
aunque no esté trabajando. Leer,
estudiar, hacer cosas. En esta profesión te pueden dar papeles de cualquier
cosa, entonces… ¿de dónde sacas los registros? Pues leyendo, viendo
exposiciones de cuadros, películas, hablando con gente… Al final lo sacas de tu
propia experiencia, por eso es importante enriquecerla lo máximo posible. Porque no existe un USB que te lo metes y
adquieres la experiencia y los conocimientos necesarios para interpretar a un
personaje, sino que es a través de tus cosas más del día a día.
Mery: ¿Quién crees que es el mejor profesional con quien has
trabajado?
Víctor: Me viene a la cabeza Roberto Álamo, que estuve trabajando
con él en “Urtain”. Esa concentración y
esa disciplina que tenía él en el teatro, y luego aparte era muy buen
compañero, muy cariñoso. Y estaba en lo suyo. Era muy respetuoso, si te
acercabas a preguntarle algo te ayudaba, pero si no, no te decía nada. Y luego
la manera que tiene de trabajar.
Mery: ¿Con quién te gustaría trabajar?
Víctor: En teatro, ahora, con Miguel del Arco, que está ahora
pegando muy fuerte porque está haciendo cosas muy chulas. Trabaja muy bien el
ritmo y trabaja de una manera muy lúdica. Como Andrés Lima, de “Animalario”.
En cine me gustaría trabajar con Isabel Coixet, porque me
gusta mucho como crea los personajes. Y luego, así una fantasía... con TimBurton, porque tiene que ser super divertido.
Mery: ¿Escribes tú mismo en tus perfiles de las redes
sociales?
Víctor: Sí, escribo personalmente. Y eso que no me gusta mucho el
ordenador. Y tampoco tengo mucho tiempo. Entre las funciones, el gimnasio… hay
veces que me paso una semana sin llamar a mi madre.
Pero hay gente que se crea unas expectativas sobre nosotros
que en ocasiones no son muy sanas. Hay gente que va todas las semanas a vernos,
que se imaginan cómo somos, cómo actuamos… Y cómo tendría que ser nuestra
relación con ellos. Se creen que nos conocen, pero no es así. Recuerdo, por
ejemplo, a un espectador que venía bastante a ver el musical. Un día me esperó
a la salida del teatro y me regaló un boli de 6 colores de “Dora la exploradora”.
¿Cómo llegó a la conclusión de que eso me podría gustar? Y lo malo de estas
cosas es que algunos se molestan si no reaccionas como ellos esperan. No se
ponen en nuestro lugar, no nos comprenden.
Pero en general, es bonito recibir
las muestras de cariño de gente que te admira, o que le gusta tu trabajo. Por
eso intento contestar a todos los que me escriben, uno por uno, no con mensajes
generales. Aunque, lamentablemente, a veces resulta imposible. Intentamos
agradar a todo el mundo y muchas veces nos olvidamos de nosotros mismos, de
hacer lo que realmente nos apetece.
Mery: ¿Víctor Massán es tu nombre real?
Víctor: No, mi verdadero nombre es
Víctor Manuel Sánchez Fernández. Pero decidí cambiarlo por algo un poco más
comercial. Así que dejé Víctor y mezclé Manuel con Sánchez para crear “Masán”.
Después de añadí otra “s” porque una numeróloga me dijo que sería interesante
para tener abundancia en el trabajo. Así que lo hablé con mi padre: Ya que me
iba a quitar su apellido, al menos que eligiese él. Y le pareció bien. Ahora me
siento orgulloso, porque en la profesión hay mucha gente que me llama “Massán”,
que es algo que no existía, que he creado yo. Es como mi propia marca.
Mery: ¿Si tuvieras que ir al teatro o al cine como espectador, qué
película/obra elegirías?
Víctor: Me gustan mucho los trabajos de Clint Eastwood ahora,
porque creo que es arriesgado. A nivel actoral lo trabaja desde algo más
profundo y la temática (unas veces más acertada y otras menos, desde mi punto
de vista) se arriesga más en explicar algo que tiene más que ver con el fondo
humano.
Mery: ¿Con cuál de los personajes que has interpretado te sientes
más identificado y por qué?
Víctor: Yo creo que cada personaje es muy distinto porque, entre
otras cosas, influye el momento de tu vida en el que lo interpretas. Si yo
volviese a hacer algún personaje que hice hace tiempo, ya no sería igual,
porque ahora tengo más historias, más herramientas, mas experiencias. Y cada
personaje está teñido con tu proceso personal. Entonces yo siempre me quedo con
el último.
Además siempre, en cada trabajo, aprendes cosas, trucos… Lo
que siempre has oído hablar a otros y tú no entendías. Y llega un día en que lo
entiendes. Yo por ejemplo he aprendido el tema de la escucha. Ahora, con 35
años, estoy empezando a entender por dónde va eso. Y lo aplico en cosas más
técnicas: en cantar, en moverme, en gestionar la energía…
Además, un mismo personaje depende mucho del compañero que
te da la réplica. Por lo que te decía del tema de la escucha. Hay compañeros
que te miran y sabes que están contigo. Y eso te permite desarrollar cosas,
probar… Hay otros compañeros con los que no sientes ese feeling y es más difícil.
Están con ellos mismos, no contigo, por lo que tienes que hacer un poco un
trabajo doble.
Pero no sólo depende de la persona que tengas al lado, sino
también del estado de ánimo, que no es el mismo todos los días. Es difícil
hacer lo mismo cuando estás eufórico que cuando estás triste y que nadie lo
note.
Mery: ¿Hay más de Víctor en Samuel o más de Samuel en Víctor?
Víctor: A veces desarrollas un personaje que no tiene nada que ver
contigo. Pero si lo haces todos los días, si le ponen intensidad, si le pones
muchas cosas tuyas, y al final resulta creíble, yo creo que significa que ese
personaje también está en ti. Y por supuesto que te influye, porque te hace
darle vueltas.
Mery: ¿Dónde te sientes más cómodo trabajando: televisión o teatro?
Víctor: En televisión he hecho poquito. He hecho más
teatro. Pero en ambas influye mucho con quién te toque trabajar, qué personaje
interpretas… no te sabría decir.
En televisión, por ejemplo, a veces te dan el texto un día
antes y tampoco te da tiempo a trabajarte el personaje, aprenderte el texto…
como en el teatro cuando llevas 200 funciones.
Mery: Al cantar, bailar y actuar, ¿se os podría comparar con los triatletas?
Víctor: Sí, somos casi deportistas, sobre todo cuando hacemos
doblete, que son 6 horas.
Recuerdo que al principio, cuando hago el monólogo y luego la
canción, acababa que no podía ni respirar. Pero el cuerpo se va acostumbrando y
al final sale. Por eso también voy al
gimnasio todos los días, para adquirir fondo, para no lesionarme… Porque si no
tienes un buen fondo físico, estás tan concentrado en poder respirar que no te
centras en lo que es la actuación.
Mery: ¿Cómo llevas lo de ser conocido?
Víctor: Es bonito que te reconozcan tu trabajo, y atender a esa
gente que nos reclama es parte de nuestro trabajo, también.
Víctor: Se sostiene más una carrera en secundarios que en protagonistas. Muchas veces es el público el que pide popularidad. El artista busca trabajar y desarrollarse. El público es el que exige muchas veces que sea de una manera o de otra. A veces el público no se pone en nuestro lugar y no entiende lo que significa estar en la profesión, estudiar… Y se creen con un derecho que no existe. El hecho de que te guste un personaje que interpretemos no te da más derecho que el de pagar tu entrada de teatro o cine, o encender la televisión.
Mery: Joaquín Sabina dice que no le gusta alimentar las
obsesiones enfermizas de algunos de sus fans y por eso no contesta cartas, ni
llamadas de telefono. ¿Estás de acuerdo? ¿qué relación tienes con tus fans?
Víctor: Es cierto que hay gente que se
obsesiona contigo y llega a tener esquizofrenia. Y algunos hasta se inventan una
vida paralela. Y son especialistas en mentir. Tanto que a veces te asustas
porque se te va de las manos. Menos mal que mi nivel de popularidad no llega a
estos niveles.
Mery: Sabina también dice “aquí he vivido aquí
quiero quedarme” o “siempre hay un tren que desemboca en Madrid”. Tú, que
tampoco eres madrileño, ¿qué opinas de esta ciudad? ¿Te gusta vivir aquí?
Víctor: Yo cuando oigo lo de “aquí he vivido, aquí quiero quedarme”,
siempre me emociono. Porque en mi caso es verdad. Yo, con 20 años, cogí la maleta y me vine a Madrid. Y no he vuelto a vivir en
Barcelona. Y eso que me parece una ciudad preciosa, con oportunidades, con el mar al
lado… pero yo estoy un rato en Barcelona y ya necesito volver a Madrid. Porque
es una ciudad que siempre te acoge bien.
Mery: Si te perdieses en Madrid, te encontrariamos en…
Víctor: Aquí, en el barrio de Malasaña
Mery: ¿Conocías la obra de Sabina antes de hacer
el musical?
Víctor: No, nunca he sido muy sabinero. Pero gracias al musical he
descubierto su poesía, que me parece impresionante. Yo no conocía los sonetos, pero a base de ir
estudiándomelos, les he cogido el gusto.
Mery: ¿Con qué canción del musical te
identificas más?
Víctor: Con "más de 100 mentiras", por eso de “mas de
100 motivos que valen la pena”. Ese mensaje positivo de que siempre hay algo por
lo que vale la pena estar aquí.
Mery: No es el primer papel de maestro de ceremonias que haces. ¿Te gusta ese rol?
Víctor: Como actor siempre te gusta estar en una
posición que te permita desarrollar cosas y jugar y tal. Si, desde mis inicios
he tenido este tipo de papeles, y tampoco lo he pensado. Pero siempre me los
daban. En "Urtain", en "El Molino", en "Cabaret", ahora aquí. Pero ni lo pienso, sólo
lo disfruto. Cada maestro de ceremonias es muy diferente y me gusta desarrollar
eso. Me resulta curioso que me lo han visto. No es que yo haya dicho “quiero
ser maestro de ceremonias” sino que alguien de fuera lo ha visto en mí. Y es
algo que me gusta.
Mery: El papel en este musical, ¿vino a ti o
fuiste tú a buscarlo?
Víctor: Me buscaron ellos. A mí me vieron en Urtain, que hacia de
maestro de ceremonias, y cuando me vio David, el director, pues ya vio que yo
tenía ese rol y que podía encajar ahí.
Mery: En "Más de100 mentiras" se mezclan muchos sentimientos:
la amistad, el amor, la sed de venganza, la infidelidad, el miedo o cobardía,
el egoismo...¿con cuál te quedas?
Víctor: Con la lealtad. Y la fidelidad a ti mismo, a tus principios, a tus
amistades.
Mery: Ahora que termina la temporada, ¿qué vas a hacer?
Víctor: Descansar y seguir estudiando, formándome. Los actores nunca paramos.
Pues espero que descanse mucho, porque se lo ha ganado después de estos meses de durísimo trabajo.
Como anécdota de la entrevista me gustaría contar el detalle que tuvo Víctor conmigo. Le regalé una pulsera en agradecimiento a colaborar desinteresadamente con este humilde blog. Al ver la pulsera me dijo: "¡Qué chula! ¿Se la puedo regalar a Samuel para que la lleve en la función de esta tarde?"
La respuesta fue afirmativa, por supuesto. Así que supongo que en la función del domingo 20 de mayo, Samuel llevaría dicha pulsera. Un detallazo por su parte. Así, una parte de mí estaría en la función, aunque yo no pudiese asistir.
Y hasta aquí llega la entrevista a Víctor Massán. Sólo me queda agradecerle la atención que me prestó y su amabilidad. Utilizar el verbo "ser" sería (valga la redundancia) suponer que conozco a una persona con la que sólo he pasado 2 horas. Así que mejor digo que Víctor me parece un gran actor y mucho mejor persona.
Esta foto es la única que tengo de la entrevista. Aparte de Víctor y de mí, también están Guadalupe Lancho (la otra entrevistada) y mi hermana, Sara, a la que me gustaría agradecer su ayuda a la hora de contactar con Víctor y Guadalupe, preparar la entrevista y encargarse de la parte técnica de la entrevista. Gracias a los 3 por hacer de la mañana de ese domingo un rato maravilloso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario