Magdalena es la protagonista femenina del musical "Más de 100 mentiras". La actriz que le da vida se llama Guadalupe Lancho. Una chica bellísima por fuera y, después de saber algo más de ella, creo que puedo decir que también es bellísima por dentro. Humilde y generosa, cuando le dije que pensaba que no iba a acceder a ser entrevistada por mí (supuse que tendría compromisos mucho más importantes y poco tiempo libre), porque yo no era nadie, me dijo: "¿Y quién soy yo? ¿Por qué no iba a querer?
Así que, después de trabajar el sábado, se levantó pronto para atenderme, dejando de hacer otras cosas en su mañana libre para acudir a nuestra cita. Cosa que siempre le agradeceré.
Aunque cuando la conocí, en el mes de febrero, ya me dio la impresión de que era muy atenta y amable con todo el mundo, así que tampoco me sorprendió su reacción.
Puede que algunos todavía no le pongáis cara, pero seguro que sabéis quién es, ya que ha participado en muchas series, películas, obras de teatro y musicales. Entre las más populares se encuentran las series "Aída", "Los Serrano", "La familia Mata", "Águila roja", "Hospital central", "Lex", "CLA", "Herederos", "Física o química" o"Génesis".
También ha participado en TV-movies como "Flor de mayo", "Alfonso de Borbón" o "Carmina";
Además, hemos podido verla en películas como "Evelyn" o "Lo contrario al amor"
Y como es una actriz todo-terreno, ha actuado en obras teatrales como "Cats", "Víctor o Victoria", "My Fair Lady" y "Más de 100 mentiras".
Ahora que ya le hemos puesto cara, pasemos a la entrevista:
Mery: ¿Qué o quién tiene la culpa de que seas actriz?
Guadalupe: Yo creo que hay que retrotraerse cuando eres pequeño. Cuando eres pequeño realmente tienes la pureza de que eres lo que realmente quieres ser. Y yo de pequeña quería ser artista, pero me dio por cantar y bailar, porque mi madre era profe de música. Actuar, nunca. Lo que pasa es que eso va inherente. Estás en el cole y estás actuando en teatros y todo esto.
Cuando yo iba al instituto, era de la generación de “Fama” y
de “Flashdance”. Entonces, si yo tuviese que buscar un culpable para que yo
tuviese eso latente, te diría esas dos y “Noches de sol” de Baryshnikov. Las veía y decía: "Mira, yo quiero ser así".
Mery: ¿Qué hace que dejes el Derecho para dedicarte a la interpretación?
Guadalupe: La mala suerte. Lo que a raíz de hacer el musical de Sabina llamo los “benditos malditos”. Los “benditos malditos” puntos negros de la vida. Y qué bien que hayan sucedido, porque siempre son una oportunidad de aprendizaje y de cambiar de rumbo. En mi caso ha sido de una manera traumática, porque ha sido como muy convulsiva, siempre. Pero siempre que ha sucedido eso y me he parado a escuchar es porque tenía ahí un cambio de rumbo.
Mi bendito punto negro cuando vine a Madrid siendo abogada es que no encontraba lo que yo quería, que era trabajar en organizaciones internacionales, multinacionales, siempre con una idea muy romántica de lo que era la justicia. Yo eso, en la realidad del mercado, no lo vi. Es más, me asocié con abogados que no eran ningún ejemplo de ética, todo lo contrario. Y me dije: “yo no he estudiado para esto”.
Entonces rompí con todo para empezar un nuevo ciclo vital, aprendiendo nuevas cosas, despacio. Y me vino. Como cantaba y bailaba, audicioné para un musical, me cogieron, y a partir de ahí me dije: “yo tengo que saber interpretar” . Y ahí fue cuando me apunté a la Escuela de Cine.
Entonces rompí con todo para empezar un nuevo ciclo vital, aprendiendo nuevas cosas, despacio. Y me vino. Como cantaba y bailaba, audicioné para un musical, me cogieron, y a partir de ahí me dije: “yo tengo que saber interpretar” . Y ahí fue cuando me apunté a la Escuela de Cine.
Mery: ¿Si no hubieses sido actriz, habrías seguido ejerciendo como abogada o te habrías dedicado a otra cosa?
Guadalupe: Pues es que he cambiado tantas veces de deseo... Ahora, a
estas alturas de mi vida pienso: “¿hubiera sido abogada?” Yo estudié derecho y ejercí un par de años.
Pero yo creo que hubiera cambiado igualmente, hacia otra cosa, no lo sé. Son
ciclos y, si te escuchas, la variedad da como para muchas vidas.
Mery: Te gusta participar en proyectos sociales de manera
desinteresada, ¿qué sientes al colaborar en ellos?
Guadalupe: En un momento de mi vida se rompió un ciclo y no sabía muy
bien por dónde tirar. Había visto a la gente de la Fundación Psico Ballet de Maite León, que me había fascinado hacía como 15 años, y me había conmovido
muchísimo. Entonces les llamé, me entrevistaron, y buscamos cuáles de mis
talentos podían tener una utilidad para ayudar a los demás sin que los
beneficios reviertan directamente en mí sino en ellos. Es decir, que tengan
una utilidad, no sólo que me paguen
hacer lo que sé hacer. Y me dí cuenta de que con mi ser podía hacer muchísimas
cosas. Me aceptaron, estuve 3 años de voluntaria y ya estoy en la Fundación
colaborando. Y estoy feliz.
Mery: Te hemos visto de secundaria en muchas series y películas.
¿Para cuándo un papel protagonista?
Guadalupe: Yo sólo pido trabajo. Me gusta hacer personajes
interesantes, me da igual que el papel sea grande o pequeño. En la última peli
mía que se ha estrenado, “Lo contrario al amor”, tengo un personaje
secundario, pero creo que es una de las almas de la peli. No me importa hacer un prota si la oportunidad
que tengo de encarnar a un personaje con alma es clara. No tener
papeles protagonistas es un hecho circunstancial del mercado. Somos muchísimos
actores y hay carreras que van por un lado y hay carreras que van por otro.
Pero, ¿quién tiene una carrera ahora mismo? Cuatro grandes y ya. Es seguir
pedaleando. La paradoja de esta profesión es que, si la gente no te ve en la
tele, parece que no estás haciendo nada. Yo, por ejemplo, no he dejado de
trabajar ni un solo día. Pero si no sales en la tele, es como si no existieras.
A veces pasa lo contrario, que la gente te dice: “no paras”. Y es porque están
poniendo una y otra vez reposiciones de algo que hiciste hace años.
Por ejemplo en el teatro… una temporada pueden ser, como
ahora, casi 300 funciones. Si buscas la fama y no te llega en la función 5
piensas ¿para qué seguir?
Mery: Te hemos visto en bastantes papeles de chica fácil. ¿Crees que la gente te encasilla en ese papel?
Guadalupe: He hecho de puta, puedes decirlo (risas). La respuesta es sí, aunque creo que la palabra “encasillar” no está bien
elegida, y eso lo aprendí de un director de casting. Empezaron dándome papeles
de prostituta y otros papeles prototipo de “tía buena”. Pero es que yo no me
puedo pelear con mi propia fisonomía, ni con la energía que en principio parece
que doy. Mi obligación como actriz es
saber transformarme y saber convencer a un director de casting de que puedo
transformarme. Entonces, como te decía antes, no me importa que me den papeles
enanos siempre que sean de otra cosa. Yo al principio tenía un problema con
esto, porque quería demostrar que podía hacer otras cosas, y un director me
dijo: “reconciliate con tu perfil, porque éste es el que te está dando de comer
ahora mismo. Ya tendrás oportunidad de crecer, de ser mayor”. Es más, yo ahora
tengo otra edad y me empiezan a llamar de otras cosas. A lo mejor ahora me
vienen papeles más interesantes. Yo no podía hacer de madre, porque no se lo
creían. He hecho mogollón de cortos y de cosas rarísimas, pero porque me
apetece explorar otros territorios. Hay que reconciliarse con uno mismo. No
utilizar la palabra “encasillar”, sino decir: “bendito sea mi cuerpo, que me ha
empezado a dar de comer” . Reconozco que tuve problemas con esto, pero porque
la primera que se reducía era yo. Pero al menos tenía un perfil. Lo chungo es
que no te vean de nada.
Mery: ¿Qué es lo mejor y lo peor de la profesión?
Guadalupe: Quizá lo mismo. Lo que es lo mejor también es lo peor. Para
mí es la inestabilidad, pero es que esa inestabilidad nos da vida. Es lo que
hace que nos movamos. Nosotros estamos entrenadísimos para la situación actual,
porque ahora muy poca gente tiene un contrato estable y está todo el mundo
paralizado pensando: “¿qué va a ser de mí el mes que viene?”. Pues nosotros
vivimos con esto constantemente. Entonces estás más alerta en desarrollar modos
de vida.
También el propio hecho de vivir el arte y construir algo
artístico es magia, no se puede casi ni explicar. A veces podemos ser médicos
del alma. El hecho de saber a posteriori que estás llegando a gente y
ayudándoles a superar su tristeza o sus problemas es muy gratificante. Cuando
te lo cuentan a la salida del teatro o en la calle te preguntas “¿eso lo he
conseguido yo?”
Lo malo es que toda esa magia se tiñe de la rutina de lo que
es un curro, una empresa… Al final es un trabajo. Y hay que huir de caer en eso, porque si no
estás perdido. Por ejemplo en el rodaje de una peli no te da tiempo. Al revés,
cada día es estimulante. Es un mes y medio o dos meses, con ensayos previos, es
todo muy rápido. Pero una temporada de teatro, que puedes hacer 300 funciones…
Tienes que buscar algo que te motive… la ilusión, los compañeros, una mirada de
alguien, una risa…
Mery: ¿Cómo te gustaría ser recordada en el futuro?
Guadalupe: Mis logros los veo en mis sobrinos. Cuando no sabía qué hacer con mi vida y me decían: “puedes ser profesora de interpretación, de música…" . Conozco muchas disciplinas pedagógicas porque me ha interesado y me he formado.
Y yo decía: “yo no sé enseñar nada”. Yo tengo 8 sobrinos y desde pequeños hasta ahora (que la mayor tiene 15 y la pequeña 4) me he dado cuenta de la influencia que yo he ejercido en ellos: son seres imaginativos, lúdicos, solidarios… Les he dado herramientas. Y yo cuando lo veo en mi pequeño círculo digo: “ya está, yo seré recordada porque he dejado una semilla de una manera de vivir”. Eso lo quiero ir ampliando. En el psico, con las personas con discapacidad. Con mis propios compañeros… Yo casi prefiero trabajar en pequeños grupos de teatro. Yo creo que es eso lo que solicito.
¿Cómo quiero ser recordada? Como una influencia positiva en
alguien que puede llegar a ser mejor que yo, que me supere. Y que le digan: “¿y
tú, quién tiene la culpa de que seas actor?” Y diga: “mi tía Guadalupe”. O sea,
influir en alguien valioso para mí o despertar el algo valioso de alguien. No
aspiro a un papel protagonista o a salir en una portada, sino a ver las caras
de asombro de mis sobrinos y ver el resultado de lo que es una mínima
influencia.
Son pequeñas conquistas a las que a veces no damos importancia.
Estás en tu casa, con tus propias nubes negras (que también las tenemos), pero
tienes el feedback de la gente que te dice “qué valiente eres, lo has logrado”.
Y piensas “¿esto es lo que se proyecta?
Ven valentía, es como decir: “te dedicas realmente a lo que te da la gana”.
Pero el verdadero ejemplo es alguien que tenga una verdadera
coherencia personal. En “lo contrario al amor”, Loreto Monedero (mi personaje)
tiene una frase que es de mis favoritas: “mi camello es el mismo que el de esos
actores comprometidos que van a las manifestaciones y el 5% de lo que pagan en
coca va destinado a los desiertos“. Ves mucha gente que aparentemente tiene
muchos valores y luego están perdidos y pensando en su propio ombligo. Hay que
conseguir una coherencia personal, y eso es un trabajo diario, porque todos los
días tienes una duda, un no sé qué, algo que reconducir.
Mery: ¿Qué hay que hacer para que te respeten en esta profesión?
Guadalupe: Hay que ganarse el respeto currando. Currando bien todos los días. Y siendo coherente. Hay que tener prudencia, responsabilidad, entrega…
Mery: ¿Quién crees que es el mejor profesional con quien has
trabajado?
Guadalupe: De mis primeros curros recuerdo, en "Aída", a Pepe Viyuela. Excepcional profesional y excepcional persona. Porque está a lo que tiene que estar. A ser una persona creativa y amorosa. Es maravilloso.
Y luego un ejemplo cercano que tengo todos los días y que a
mí me ha influido mucho este año es Juan Carlos Martín, mi compañero. Yo le veo un hombre de este oficio. Es un artesano
diario, pero sin darse importancia. Está cuando tiene que estar y cuando no, no
hace alardes de nada. Es totalemente lúdico, responsable, amoroso, tierno… Yo
creo que un actor especial es también una persona especial (aunque no siempre
es así).
También Ana Fernández . Trabajé con ella en una peli ("Flor de mayo") y
también es una tía muy potente. Pero es que insisto en lo mismo: les conoces
trabajando con una coherencia y una solidez… y luego como personas también son
maravillosos.
Mery: ¿Con quién te gustaría trabajar?
Guadalupe: Me encantaría hacer teatro de pequeño formato, intenso y maravilloso, con toda la hornada que hay ahora de actores de eso.
Mery: ¿Escribes tú misma en tus perfiles de las redes
sociales?
Guadalupe: Sí, aunque cuando salgo de trabajar estoy tan cansada que no
tengo fuerzas para contestar muchos de los mensajes que me mandan. Hay días en
los que hasta a mi madre le digo “hoy no me apetece hablar”.
Yo no manejo mucho las redes sociales, y un día descubrí que en una pestaña que no había visto tenía como 150 mensajes, algunos de ellos de antes de “lo contrario al amor”. Estuve intentando contestar a todos y me pasé toda una mañana. Pero a veces no tenemos tiempo, o estamos demasiado cansados, y hay gente que no lo entiende y que incluso se enfada con nosotros. Aunque no son todos, ni mucho menos. Pero sí que es cierto que, aunque es precioso recibir esas muestras de cariño, a veces contestarlas es desesperante, porque no quieres hacer el feo a nadie, pero realmente no tenemos tiempo para contestar a todo el mundo inmediatamente. Estamos conectados con todo menos con nosotros mismos.
Yo no manejo mucho las redes sociales, y un día descubrí que en una pestaña que no había visto tenía como 150 mensajes, algunos de ellos de antes de “lo contrario al amor”. Estuve intentando contestar a todos y me pasé toda una mañana. Pero a veces no tenemos tiempo, o estamos demasiado cansados, y hay gente que no lo entiende y que incluso se enfada con nosotros. Aunque no son todos, ni mucho menos. Pero sí que es cierto que, aunque es precioso recibir esas muestras de cariño, a veces contestarlas es desesperante, porque no quieres hacer el feo a nadie, pero realmente no tenemos tiempo para contestar a todo el mundo inmediatamente. Estamos conectados con todo menos con nosotros mismos.
Mery: ¿Guadalupe Lancho es tu nombre real?
Guadalupe: No exactamente. Mi nombre es Guadalupe Pérez Lancho. Pero en el primer musical que hice me dijeron que tenía que quitarme un apellido. Entonces era o llamarme Lupe Pérez (que me sonaba muy mexicano) o Guadalupe Lancho, y creo que Lancho quedaba mejor.
Guadalupe: No exactamente. Mi nombre es Guadalupe Pérez Lancho. Pero en el primer musical que hice me dijeron que tenía que quitarme un apellido. Entonces era o llamarme Lupe Pérez (que me sonaba muy mexicano) o Guadalupe Lancho, y creo que Lancho quedaba mejor.
Mery: ¿Si tuvieras que ir al teatro o al cine como espectador, qué
película/obra elegirías?
Guadalupe: Algo que no fuera musical, necesito disfrutar de un buen texto (risas). No soy una espectadora rara, estoy predispuesta para disfrutar, casi siempre. En cine vería algo de Aronofsky, me gusta su psicología. Pero disfruto en general con el hecho artístico.
Mery: ¿Con cuál de los personajes que has interpretado te sientes
más identificada y por qué?
Guadalupe: He hecho tantas tías raras que no me puedo identificar demasiado. Magdalena es uno de los papeles más completos y más potentes. Me permite un viaje emocional muy “heavy”. Aparte de que tiene momentos muy divertidos, también. Momentos cómicos y también dramáticos. Puedo trabajar la realidad y también un poco la locura.
Otro personaje maravillosos fue Demeter, de cats. Me permitió
sacar cosas maravillosas. Es un personaje que, con el tiempo, deja poso.
Mery: ¿Hay más de Guadalupe en Magdalena o más de Magdalena en
Guadalupe?
Guadalupe: Yo estudié en una escuela donde aprendimos a ser honestos
con el personaje. Es decir, no puedes teñir el personaje de lo que es tu propio
juicio de valor. Entonces ahí sí que lo separas y lo que analizas es cómo
piensa y cómo actúa ese personaje para no juzgarlo desde ti. Una vez que ya
tienes esa calidad de pensamiento, tu herramienta de trabajo es tu propia
emocionabilidad, y ahí el personaje se va a teñir de ti inevitablemente. De tu
ternura, de tu agresividad… de todo eso que está en ti. Pero pienso que hay que
ser honestos con cómo piensa, cómo actúa un personaje, no tú. Y además eso te
permite salir y entrar cuando te da la gana, es decir, no se pierde el punto
lúdico de lo que es actuar, para que no resulte una cosa enfermiza y te lleves
el personaje a casa. En inglés, actuar
se dice “play”, igual que jugar. Porque realmente estamos jugando a ser quien
no somos en realidad. Y si se te va del “play”, estás jodido.
Mery: ¿Dónde te sientes más cómoda trabajando: televisión, cine,
teatro…?
Guadalupe: Yo estudié en una escuela de cine y a mí la cámara me pone mogollón. Me parece fascinante el proceso y el resultado. Porque además es una gran labor de equipo. Tu curro depende del iluminador, del sonidista, del montaje final. Yo creo que ahí los egos no están tan expuestos como en un teatro, donde puede darte igual tu propio compañero. Yo creo que el proceso y el resultado de lo que se consigue con cámara es alucinante. Ahora, la realidad de un proceso teatral es también muy estimulante. Es mucho más inmediato todo, tiene el problema de que la rapidez a veces va contra la calidad. Pero eso también es un reto: que tú, con tus propias herramientas de actor, tienes que buscar la perfección en un plazo cortísimo. Son como mini retos. A veces estás diciendo un texto y pensando en otra cosa, porque tienes el personaje tan interiorizado después de tantas funciones… En cámara no puedes hacer eso, porque te registra el pensamiento. El teatro es un plano secuencia con una toma única, y eso es una barbaridad. O sea, quien puede hacer eso, puede hacer casi cualquier cosa.
Mery: Al cantar, bailar y actuar, yo os comparo con los
triatletas ¿te parece una comparación acertada?
Guadalupe: Qué bien, gracias por darte cuenta (risas). Yo opino exactamente como tú. Además, el teatro tiene profundidad, 3 pisos hacia abajo. Así que estamos todo el rato subiendo y bajando escaleras. Así que tienes que adquirir fondo para poder aguantarlo.
Guadalupe: Qué bien, gracias por darte cuenta (risas). Yo opino exactamente como tú. Además, el teatro tiene profundidad, 3 pisos hacia abajo. Así que estamos todo el rato subiendo y bajando escaleras. Así que tienes que adquirir fondo para poder aguantarlo.
Yo, personalmente, priorizo en la actuación. Así que cuando
me propusieron hacer este musical me dio un poco de pereza volver a cantar
después de un tiempo sin hacerlo. Pero
lo bueno es que Sabina se puede cantar desde otro lugar. Y eso me
permite hacerlo desde la actriz. No me importa no poder acabar una frase porque
me viene la emoción, porque esa emoción es real. Lo que no quiero es cantar
bonito, ni muchísimo menos. Con un respeto al espectador, porque tienes que tener
un mínimo de afinación. Pero lo que más me importa es ser fiel a lo que le está
sucediendo al personaje en ese momento.
Mery: ¿Cómo llevas lo de ser conocida?
Guadalupe: Es muy bonito, y la gente es muy respetuosa. Aunque es más un fenómeno de las chicas hacia los chicos que al revés.
Mery: Joaquín Sabina dice que no le gusta alimentar las obsesiones enfermizas de algunos de sus fans y por eso no contesta cartas, ni llamadas de telefono. ¿Estás de acuerdo? ¿que relación tienes con tus fans?
Guadalupe: Mi popularidad no llega a esos niveles, pero sí que es
cierto que algunos compañeros, que son mucho más conocidos que yo, están
viviendo situaciones de obsesiones enfermizas.
Y es algo que no hay que alimentar. Lo que pasa es que es difícil
identificar el caso en un primer contacto. Es muy peligroso.
Mery: Sabina también dice “aquí he vivido aquí
quiero quedarme” o “siempre hay un tren que desemboca en Madrid”. Tú, que
tampoco eres madrileña, ¿qué opinas de esta ciudad? ¿Te gusta vivir aquí?
Guadalupe: Madrid es la plataforma para que sucedan cosas. Aquí no
importa de dónde vienes, ni de qué familia eres, nadie te pregunta ese tipo de
cosas.
Mery: Si te perdieses en Madrid, te encontrariamos en…
Guadalupe: Aquí, en Malasaña.
Mery: Conocias la obra de Joaquín Sabina antes de hacer
el musical?
Guadalupe: En profundidad, no. Conocía algunas canciones, pero no los
sonetos. No sabía de su calidad poética, que es una barbaridad.
Mery: ¿Con qué canción del musical te
identificas más?
Guadalupe: "Contigo", me parece una declaración de amor brutal. Brutalmente real.
Mery: El papel en este musical, ¿vino a ti o fuiste tú a buscarlo?
Guadalupe: A mí literalmente me han buscado. Yo no
sabía ni que había audiciones y me llamaron para hacer una prueba. Y aquí
estoy.
Mery: ¿Ha participado Sabina en los ensayos para daros alguna indicación?
Guadalupe: Personalmente, no. Pero Pancho Varona,
muchísimo. Sabina ha ido 2 veces a ver la función, pero ha sido respetuoso con
el proceso y se ha mantenido ahí (y se agradece).Pancho nos decía cómo
teníamos que matizar las canciones, respetar las letras… Pero la parte actoral
no era su terreno.
Mery: En "Más de 100 mentiras" se mezclan muchos sentimientos: la amistad, el amor, la sed de venganza, la infidelidad, el miedo o cobardía, el egoismo...con cuál te quedas?
Guadalupe: Con la lealtad. Mantener la coherencia
personal (del personaje) y ser fiel a uno mismo. Es decir, que lo que dices, lo
que piensas y lo que haces está equilibrado. Que no hay falsedad, a pesar de
que jugamos a mentir durante toda la obra. Yo he descubierto un sentimiento
maravilloso que incorporé en mi personaje y que en los ensayos no lo trabajé de
esa manera, que es la compasión por los seres a los que haces cosas o en
quienes va a repercutir lo que tú haces . Me gusta currarlo y lo he descubierto
aquí, en este musical.
Mery: En este musical hay un duelo
de guapos en el que es difícil quedarse con uno solo. ¿Tienes algún favorito?
Guadalupe: Víctor es mi favorito, pero como es mi
hermano, no puede haber nada entre nosotros. La verdad es que entre los tres
harían el hombre perfecto. Pero entre los tres, restando. (Risas)
Entre los tres, quedándote con su cosa
esencial, mágica y maravillosa. Por ejemplo, Juan tiene que ser encantador y
con un poder sexual impresionante. Todos tienen que ser espectaculares. Creo
que en este musical, la fisonomía es imprescindible. Por eso David dio en el
clavo al buscar a estos chicos tan guapos y que son, además, excelentes
actores.
Mery: ¿Echas algo de menos en este musical?
Guadalupe: Me hubiese gustado que
hubiese más canciones a varias voces, más momentos de encuentro. Porque hay
muchísimos solos. Y por ejemplo, el momento de los 4 cantando al final del
primer acto, a mí me fascina. Yo creo que es mi momento favorito. Se crea un
clima espectacular. Y se podía haber currado más eso. Yo sí lo echo de menos.
Mery: La temporada se acaba el 27 de mayo. ¿"Más de 100 mentiras" dice adiós o hasta luego?
Guadalupe: Es un hasta luego, puntos suspensivos. Pero cuando vuelva será una cosa distinta.
Y hasta aquí llego la entrevista. Por mí me hubiese quedado horas y horas escuchando a esta mujer que creo que podría haberme enseñado muchas cosas. Pero se tenía que marchar. No sin antes recibir su regalo, igual que Víctor. Otra pulsera, para que fuese el mismo tipo de regalo.
Guadalupe me dijo que le hacía ilusión porque nunca le habían regalado nada en una entrevista y me pidió expresamente que, ya que había quedado grabado igual que el resto de la entrevista, lo mencionase en el blog.
Después de eso ya sólo quedaba la foto que inmortalizase el momento. Como Guadalupe y Víctor tenían prisa, hicimos una única foto en la que salimos los tres y también mi hermana, Sara, que fue una gran ayudante a la hora de contactar con ambos actores y preparar la entrevista.
Muchas gracias a los tres por una mañana tan agradable. Me habéis conquistado.
Guadalupe Lancho,buena artista mejor persona.
ResponderEliminarPrima de mi padre la conocido personalmente y no puede decir na da mejor sin no destacar lo guapa que es.